jueves, 6 de diciembre de 2012

Biografía de la Mujer de la Calabaza



Érase una vez una niña que vivía en unos campos alejados de toda civilización. Vivía ahí junto a sus padres y junto a sus amigos invisibles. Por inimaginable que parezca, por aquel entonces, no existía la tecnología punta que nos aliena hoy en día, por lo que tenía tiempo para la reflexión. Su padre Platón fomentaba la búsqueda de la verdad, la razón de la existencia humana. Por tanto, la niña, viviendo en territorio solitario se dedicaba a acompañar a sus padres en dicha búsqueda. Ella interrogaba a las mariposas, a los búhos e incluso lo intentó con algún cerdo, lamentablemente sin éxito alguno. A continuación empezó a buscar la respuesta en las piedras, plantas y hortalizas. Dedicaba horas a jugar con las hortalizas de su huerto. Le encantaba jugar a berenjenas y calabazas, versión adaptada de moros y cristianos. Jugando y experimentando, terminó por desfigurar a la calabaza, obteniendo finalmente una imagen semejante a una cara, concepto que siglos después fue retomada por los Gringos con su curiosa fiesta de “Halloween”… Pero bueno, sin desviarnos de esta historia, la niña fue creciendo y haciéndose mayor, terminando por ser una mujer hecha y derecha que recorría millas y millas hasta civilizaciones lejanas en busca de la verdad. Ella creía fehacientemente en el concepto de “truco o trato”, con el fin de encontrar la verdad absoluta que describa y explique la función pragmática y trascendental del ser humano en la tierra y en cada cultura. Iba de casa en casa preguntando por truco o trato, pero no obtuvo respuesta significativa alguna. 

Fue tal el vínculo afectivo que creó con la calabaza que terminó por desarrollar el Complejo de Electra. Se había obsesionado con su calabaza, considerando que no era a través de otros, sino a través de ella, de donde iba a encontrar el sendero de la verdad. Lamentablemente, la calabaza acabó por pudrirse. La mujer de la calabaza, obstinada, concluyó que esa no era la calabaza verdadera, por lo que debía ser otra.

Así fue recorriendo las calles en busca de la calabaza encantada. Un día por casualidad, o causalidad, la mujer de la calabaza topó con una calabaza que se dice, pasó por manos de un tal Brian…. Ella, segura de sus creencias y dispuesta a transmitírselas a todo aquel que estuviera dispuesto y abierto de mente, piensa seguirla, dado que siente, desde su ser más profundo que ESTA CALABAZA es la portadora de la VERDAD y de la RAZÓN DE SER. ¡SIGÁMOSLA!

3 comentarios: